Sastrería Política

  • Por Fernando Díaz

Reza un dicho popular que cuando la perra es brava, hasta a los de la casa muerde; y puede aplicarse en muchos sentidos, pero en esta ocasión, nos servirá como un parámetro para ver cómo se comportan algunas autoridades en funciones. Lo anterior es el preámbulo del tema a tratar: la reciente eliminación del fuero en Tlaxcala.

Hace un par de días, fue publicada una modificación a la Constitución de Tlaxcala donde prácticamente se elimina el fuero del que gozaran autoridades selectas. Por supuesto que, a quienes están todavía en funciones no les preocupa, porque quienes iniciaron aquel expediente parlamentario que se convirtiera en una modificación a la Constitución lo hicieron mañosamente a modo.

Y es que en el Artículo Segundo Transitorio refiere textualmente lo siguiente: El presente Decreto iniciará su vigencia el día siguiente al de su publicación, en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado; sin embargo, será aplicable a los diputados, al Gobernador del Estado, a los Magistrados, al Presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, ni a los Consejeros integrantes del Consejo General del Instituto Tlaxcalteca de Elecciones, que se encuentren en ejercicio de sus funciones, o cuyo nombramiento esté vigente, al momento de la aprobación de este Decreto por el Congreso del Estado, específicamente por el tiempo para el que, en la actualidad, hayan sido electos o nombrados.

Lo anterior puede ser causa de gracia para algunos, desgracia para otros, quienes pretendan roer un hueso próximamente en alguno de los cargos anteriormente mencionados, deberán estar sabedores de que ya no tendrán el manto sagrado del fuero, bajo el que cometían fechorías sin reparo alguno.

No sabría cómo calificar esta situación, si de un avance o un retroceso en la vida política del país, pero lo que espero es el cumplimiento de la ley. Cumplir las leyes, ha sido durante toda la historia de México una de las causas por las que muchos mexicanos dieron su vida.

Mucho se habla del estado de derecho, y siempre algún remedo de político lo pronuncia sin empacho, aunque no sepan qué significa.

Es la ocasión perfecta para dos grandes males: el actuar al margen de la ley bajo el manto sagrado del fuero y, los intentos de desaforar a otras autoridades como revancha o capricho político.

Las nuevas formas de acción política, serán actuando conforme a derecho, y así debió ser siempre. En un futuro no muy lejano, las autoridades dejarán de estar en el pedestal en el que muchos los han colocado erróneamente; pisarán el mismo suelo que nosotros; procurarán el cumplimiento de la ley como muchos de nosotros; pensarán dos o tres veces antes de actuar al margen de la ley como muchos de nosotros.

El tiempo de los políticos todopoderosos ha terminado, pobre de aquel que no entienda que los mexicanos y los tlaxcaltecas, merecemos tener mejores autoridades, cercanas al pueblo y lo más parecido a cualquier ciudadano.

 

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