Editorial

Nuevamente en Tlaxcala se registra un fin de semana violento, de hecho un caso insólito es el registrado la madrugada del sábado, cuando una joven fue rociada en gasolina para luego sus “compañeros de parranda” le prendieran fuego. Actualmente la mujer se debate entre la vida y la muerte, incluso todavía llama más la atención porque por la noche fue declarada muerta para hora y media después volver a presentar signos vitales; un milagro para algunos, para otros un error médico.

Habrá quienes digan muchas teorías al respecto, pero lo verdaderamente alarmante es entender a esos hombres que orillados por el alcohol y las drogas se atrevieron a tal atrocidad, aquí el tema no es responsabilidad de las autoridades por supuesto, sino de la forma en cómo los seres humanos están perdiendo la conciencia, el desasosiego, el valor por la vida y el respeto por los semejantes.

A las autoridades les corresponde buscar a los responsables y en caso de encontrarlos imponer penas severas que sirvan de ejemplo a otras personas para evitar se vuelva a cometer un crimen de tal envergadura. Se desconocen las causas que orillaron a estos sujetos a cometer dicho ilícito, empero cualquiera que haya sido nada justifica este vil acto, la víctima quizá por su condición de mujer fue más vulnerable, pero no se le puede juzgar ni culpar por un acto de tal naturaleza.

 

 

 

Pese a la denuncia insistente para que se active la alerta de género en el estado e incluso se reconozcan las muertes de mujeres como feminicidios, las autoridades pertinentes siguen sin darle importancia al tema; se hablan de casos, de estadísticas, pero al final no se detiene la violencia contra el género femenino, de forma tal que cada vez las agresiones se vuelven más atroces; sobre todo porque no se ha hecho nada al respecto, solo se comentan los casos y se emiten declaraciones, pero acciones concretas no se ha registrado una sola.

Pese a que actualmente varios puestos importantes son ocupados por mujeres, siguen existiendo féminas que pierden la vida por su condición simplemente de ser mujer. Existen datos duros sobre el tema; toda vez que en México cada 160 minutos se comete un feminicidio; de acuerdo al último reporte, tres mil 580 niñas y mujeres son víctimas de violencia y hay 333 solicitudes de declaratoria de alerta de género en 17 estados de emergencia, tal como lo informó la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero hace un par de meses.

Tlaxcala no ha estado exenta de este mal, toda vez que de acuerdo con Yeny Charrez Carlos, presidenta de la asociación civil “Mujeres con Poder”, en 2018 las organizaciones no gubernamentales registraron 19 feminicidios, pero el gobierno estatal solo tipificó a tres de esos crímenes cometidos en contra de mujeres. Sin embargo, en lo que va de este 2019 se han contabilizado cinco, dos en San Pablo del Monte, uno de Acuitlapilco, uno en Calpulalpan y uno en Huamantla.

Pero se siguen sumando más casos a la lista, tan solo este fin de semana, una mujer fue encontrada sin vida entre los municipios de San Pablo del Monte y Papalotla, con visibles huellas de violencia, por lo cual no se descarta otro feminicidio.

Además, no se puede demeritar la inseguridad que aumenta de forma alarmante en el estado, a pesar de que recientemente se informó que Tlaxcala es la segunda entidad más segura del país, cada vez es más frecuente y “normal” escuchar casos de crímenes y muertes violentas en territorio tlaxcalteca, tan solo este domingo un hombre fue hallado en San Pablo del Monte, con evidentes rastros de tortura y presuntamente degollado. Qué hace falta para que las autoridades implementen acciones contundentes que coadyuven a disminuir la inseguridad en el país.

Ojalá este panorama de incertidumbre y vacilación cambie en el estado, que en nada abona a la tranquilidad de la ciudadanía, que cada vez vive con más miedo.

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