El presidente electo de México, siempre ha evadido la realidad que han expuesto sus colaboradores, hagan lo que hagan, ellos siempre serán los responsables de sus actos eso me queda muy claro, pero lo que no podemos negar es que han sido varias las ocasiones en que los empleados o ayudantes de AMLO, han cometido sendos delitos y a pesar de eso, él sigue siendo incólume a los hechos. Ahora su ex vocero y próximo responsable de la política social del gobierno que inicia el primero de diciembre es el blanco de las críticas por lo fastuoso de su boda con la empresaria de origen huamantleco, Dulce Silva. De ello el tabasqueño solo afirmó que él fue invitado y que cada quien es responsable de sus actos. Lo raro de esto no es que se hayan gastado miles de pesos en una boda, o que su próximo empleado ocupe un puesto importante en su gobierno, lo raro es que siempre hay alguien cerca de AMLO que le echa a perder todo.
Aunque él asegure mil veces que el evento no tiene nada que ver con su proyecto político, lamentablemente quienes trabajan con él demuestran cada vez más que no predican con el ejemplo. Mientras AMLO se la pasa hablando de calidad moral, sus colaboradores son los que menos la han tenido y aunque él ha asegurado que puede transitar por el pántano sin marchar su plumaje, antes de la llamada boda “fifi”, cuando AMLO solo era un político más de izquierda, su plumaje ya se había visto salpicado por escándalos como el de sus ex colaboradores: Gustavo Ponce y René Bejarano. En una larga entrevista concedida al noticiario Monitor, que conducía José Gutiérrez Vivó, López Obrador se dijo sorprendido por los hechos que involucraban a sus ex colaboradores, pero al mismo tiempo no dramatizó sobre los acontecimientos: sólo dijo que en su gabinete hay gente que coincide con sus ideales y otras que no, y que no resistieron las tentaciones del poder y del dinero.
Desde la época en que el tabasqueño fue jefe de gobierno en la ciudad de México, por ahí del 2004, Gustavo Ponce, su tesorero en aquel entonces le pidió posponer una reunión, pues le dijo que cumplía su primer aniversario de bodas y que lo iba a festejar en Acapulco. Cosa que no fue así, ya que de acuerdo al video publicado por Televisa (ahora amiga de AMLO), Gustavo Ponce apareció jugando apuestas en un casino de Las Vegas, lugar en donde era visitante muy asiduo. Después de este escándalo Obrador buscó a Ponce y le pidió una explicación, Ponce argumentó que todo era falso. Y desde entonces ya aparecía el novio “fifi” César Yáñez, a quien se le pidió organizar una rueda de prensa, para que se defendiera el señor Ponce. Pero Ponce desapareció.
Sobre el nuevo escándalo que protagonizó René Bejarano, exsecretario particular de López Obrador y líder de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, fue el 3 de marzo de 2004, en el noticiero de televisión “El Mañanero” donde se publicó un video presentado por el panista Federico Döring, en él, René Bejarano, entonces coordinador de la bancada perredista en la Asamblea de Representantes del DF, recibe fajos de billetes de manos del empresario argentino, Carlos Ahumada, a cambio de “favores” políticos para sus negocios en la Ciudad de México. Se le considera uno de los escándalos políticos más vergonzosos de las últimas décadas en el país. Tras este suceso, a Bejarano se le llamó “El señor de las ligas”. Hasta la fecha, su apodo sigue apareciendo en diversos espacios noticiosos.
En la vida política de México el derroche de recursos públicos o privados no es nada nuevo, hay que revisar la historia, porque los hombres y mujeres que detentan el poder siempre lo han hecho, aunque en el caso de AMLO su discurso siempre ha planteado cambios en la vida pública de quien está inmerso en el medio político, pero los políticos, y sobre todo los seres humanos siempre contradicen con sus actos lo que predican.