Tragedia nacional

La violencia de nueva cuenta vuelve a protagonizar muchos de los titulares y espacios de los medios de comunicación a nivel nacional y no se diga en el ámbito local. Los reclamos de una sociedad que está verdaderamente harta de los crímenes y delitos de todos los días, se han visto esta semana apoyados por ex políticos como Vicente Fox o Felipe Calderón, quienes han demandado al gobierno de López Obrador que el país se le ha salido de las manos.

Cada día son más los hechos delictivos y los huamantlecos, tlaxcaltecas y mexicanos, ya estamos cansados de la ineficiencia, ineptitud, incompetencia, intransigencia, palabrerío y la falta de respuestas de quienes deben enfrentar con políticas públicas y acción esta alarmante situación que nos afecta a todos. Los casos se repiten minuto a minuto, nos están asaltando, robando y lamentablemente matando, sin que nadie haga algo para terminar con lo que se puede considerar ya como una tragedia nacional.

No solo son los hechos violentos de Culiacán, Sinaloa, son todos los hechos que suceden en las pequeñas comunidades que no son denunciados, por temor o porque simplemente en las agencias del ministerio público, los burócratas simplemente no atienden a los ciudadanos.

Aunque existan algunos anodinos como el Presidente de México, que sostienen que son los medios de comunicación quienes hacen alarde de esta lamentable situación para sacar beneficios, lo peor es que la sociedad se encuentre más interesada en quien ganó durante la gansa jornada futbolera del fin de semana.

En lo que se refiere al ámbito municipal, los hechos son bastante claros, los robos, riñas y todo tipo de denuncias que tienen hastiada a la población y que se repiten diariamente a lo largo y ancho del municipio, no son tan importantes, porque si lo fueran los integrantes del Cabildo se reunirían por lo menos dos veces al mes como lo marca la Ley.

Negar la gravísima inseguridad que padecemos, y por ende la urgente necesidad de trabajar preventivamente, es de una inconsistencia intelectual extrema, propia solamente de quienes viven en una burbuja de ficción y engaños, como la de las autoridades municipales y del gobierno del estado, y de la mayoría de entidades del país.

No se pueden tapar con un dedo los hechos y denuncias ciudadanas sobre la criminalidad, porque no todos somos estúpidos ni sumisos dispuestos a secundar a quienes gobiernan en todos los niveles. El delito y sus víctimas están acá, allá, a la vuelta de la esquina, esa es la verdad, por más que les pese y pretendan ocultarla.

Mientras la sociedad que ya no encuentra maneras ni métodos para encerrarse y protegerse, el gobierno libera a sus pequeños patoteros y bravucones para responder, con la ferocidad y verborragia despreciables de siempre, a quienes expresamos opiniones sobre la dramática situación de inseguridad que padecemos.

Nadie soluciona sus problemas, sino empieza asumiéndolos. La negación y la mentira nunca conducen a resultados positivos, y menos si nacen de quienes son responsables de buscar con eficiencia y prontitud respuestas concretas para enfrentar un flagelo nacional como la inseguridad, un reclamo que es de todos.

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