¿En manos de quien está la seguridad?

  • ManuelRojas

Una persona razonable no pondría su salud en manos de otra persona que no sea un profesional de la salud, en este caso un médico. De esta forma, ¿por qué habría de ponerse la seguridad de un municipio en manos de una persona que no es un profesional en la protección? Quien no se encuentra perfectamente capacitado y no permanece actualizado en los procedimientos que hacen a sus funciones, no solo es una mala decisión, sino que se convierte en un riesgo para los ciudadanos.

Las consecuencias de una mala decisión de este tipo, pueden llevar a situaciones de riesgo, como las que han sucedido en los años recientes en diferentes municipios del Estado de Tlaxcala. En donde la reputación o el prestigio de las autoridades, ha sido afectado severamente por poseer un servicio de seguridad publica totalmente deficiente. Las consecuencias de la mala seguridad pública, son terribles para los ciudadanos, se supone que se debe lograr la protección adecuada de los ciudadanos y no simular hacerlo.

Para nuestra desgracia, la capacitación en materia de Seguridad, no se ajusta a las necesidades impuestas por la realidad. Esto no se debe a que los contenidos que debe conocer un policía estén mal, sino a que es muy difícil transmitirle en forma eficiente todos los contenidos de capacitación a una persona que debiera poseer cimientos académicos fuertes, para desempeñarse eficientemente como policía municipal o en otro nivel. Que un policía posea un certificado que avale que realizó un curso, no significa que conozca cómo debe proceder en sus funciones, o que haya recibido las clases correspondientes.

Desgraciadamente, hoy en día en muchas ciudades, municipios y comunidades, los responsables de la seguridad, no tienen ni la menor idea de lo que tienen que hacer. Son muchos los elementos que prestan sus servicios, desconociendo cuáles son sus obligaciones y prohibiciones legales. Es muy reducido el número de quienes se dedican a esta actividad de riesgo, que conocen la Ley que regula su actividad en la jurisdicción en la que se encuentran prestando sus servicios.

Muchos policías desconocen cómo pueden proceder ante un delito, sea un robo, asalto en curso, o como tratar con menores de edad y personas del sexo opuesto. Esto trae como consecuencia que muchos elementos de seguridad no actúen eficazmente frente a determinados hechos.

Los asaltos, robos, riñas y recientemente el homicidio de una persona después de una balacera, por algunas calles cercanas al centro de Huamantla, muestran la verdadera realidad de la administración municipal. Realidad que las autoridades se empeñan en negar. Es claro que de nada sirve tener medios de protección que no estén articulados en su funcionamiento, peor aún, de nada sirve tener a elementos de seguridad, cámaras de video vigilancia que no funcionen o simplemente que un policía no sepa cómo proceder ante los diferentes hechos que puedan producirse amenazando a los ciudadanos.

Una mala selección de quien se encarga de la seguridad pública municipal, puede ser una pésima decisión, pero mantenerla por tres años, eso es poner en riesgo a miles de ciudadanos. En tal sentido, se debe considerar como un pésimo servicio de seguridad pública, a todas aquellas medidas que aparentan brindar un clima de protección, cuando en realidad son deficientes en su implementación y desarrollo. En el caso del municipio de Huamantla, la seguridad está compuesta por una capacidad inexistente de proactividad y una pésima capacidad de reacción.

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