Corrida guadalupana en beneficio del Seminario de Tlaxcala

  • Sergio Martínez Estrada

Minutos antes de la corrida, actuó una bailaora de flamenco teniendo como compañero un jinete que hizo bailar a ritmo a su caballo, espectáculo flamenco ecuestre que se compagina con lo taurino.

Primero de la tarde “Seminarista” número 72 de la ganadería de Piedras Negras discreto de presencia con 470 kilos, que contrarrestó con su bravura en el caballo y continuidad de embestidas. Toros difíciles a los que hay que poderles, por lo que el matador Pizarro dejó una grata faena, lo lanceó con pulcritud y remató con revolera. El astado empujó bajo el peto. Llegando bien a la muleta con la que le cuajó series derechistas aprovechando la prontitud, que fue factor importante para la ligazón colocándose bien entre cada pase, le jalaron las manoletinas y todo iba bien en ese momento hasta que empuñó la tizona para fallar varias veces y escuchar un aviso antes de dejar media tendida; el toro fue ovacionado en el arrastre y luego el diestro llamado.

Una larga de rodillas fue el saludo capotero cerca de tablas para el de Coyotepec “Cigar” nuúmero 73 y 500 kilos, que tenía mucha fuerza y tumbó a Omar Morales, suscitándose una escena curiosa pues cuando trataban de levantar al caballo el toro se fue sobre él y en una embestida ayudó a que el jamelgo terminara de reincorporarse; esta fuerza la conservó al principio en la muleta. Federico se dobló para restarle poder instrumentando algunos muletazos con la derecha en momentos que el toro se empezó a defender y el torero abrevió, señaló un pinchazo sin soltar y después espadazo hondo delantero y caído escuchando algunas palmas. Lo mejor con el capote de esta tarde se produjo durante el quite al tercero, un ejemplar de De Haro “Harinero” con el número 119 con 520 kilos, al que le instrumentó navarras lentas y con buen ritmo rematadas con la revolera. La cuadrilla abusó de los capotazos. El brindis fue para sus compañeros ahí presentes Jerónimo, El Zapata y Juan Luis Silis. El toro empezó a defenderse lo que dificultó matarlo, señaló un pinchazo antes de media tendida que hizo doblar terminando su labor en silencio.

 

 

 

De Reyes Huerta fue el corrido en cuarto lugar “Fe de Honor” número 299 y 480 kilos, pronto en sus embestidas, poco se vio con el capote y posteriormente se lució con los palitroques José Luis Castañeda que saludó una ovación. El matador brindó al parecer a algunos familiares. Inició toreramente con una trincherilla para seguir con una labor breve y voluntariosa toda ella en la misma zona del ruedo con momentos destacados. Señaló un pinchazo antes de estocada caída, algunos solicitaron la oreja misma que el juez otorga y dejó el torero por las protestas. Con un lance cambiado recibió al quinto “Guadalupano” número 382, con 500 kilos, con poca capa que valiera la pena; el castigo fue en exceso reflejándose en la segunda mitad de la faena en la que Felipe González que tuvo buen estilo, se empezó a apagar orillando a Pizarro a buscar la igualada para dejar un espadazo caído con hemorragia impresionando al público que ondeó los pañuelos en demanda de la oreja y el juez concedió.

En el intermedio se apagaron las lámparas de la plaza interrumpiéndose el festejo por varios minutos mientras se restablecía el alumbrado. En ese turno se lidió un toro de Montecristo “Que bien” número 472 y 470 kilos, al que Federico intentó sujetar sin gran resultado ya que era abanto, un par de veces el toro perdió las manos razón quizá por la cual el torero ordenó poco castigo; el segundo tercio fue cubierto con lucimiento por Gustavo Campos y Fernando García hijo que fueron ovacionados. Hubo varios intentos de Federico para estructurar el trasteo que no alcanzó a conseguir el toro con la cara arriba, derrotando y sin pasar completo impidiendo el buen desempeño del cual lo mejor fue el estoconazo en los rubios que tumbó sin puntilla para merecer y obtener un apéndice siendo el de más valía.

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