André Lagravere “El Galo”, triunfo en Puebla

  • Cap. Al-faro

Puebla, Pue.- Plaza de toros El Relicario. Tercera y última corrida de la Feria Guadalupana. Toros de Barralva, bien presentados en su conjunto que promediaron 520 kilos. Media entrada, en una noche muy fría, antes del inicio de la corrida se celebró una procesión en honor de la Virgen de Guadalupe, lo que retraso el inicio de la corrida.

Enrique Ponce, con su primer astado, lanceó echando el “pasito atrás”; el toro fue bien al caballo llegando al tercio final con energía lo que el diestro aprovechó para trazar algunos derechazos y naturales “a la distancia del miedo” entre los oles y terminó con medio espadazo, para ser premiado con un apéndice.

Con el segundo de su lote, de escaza presencia, toreo mejor con el capote, se excedió en el castigo ordenado y el toro llego sin fuerzas al tercio final, tras realizar series irrelevantes con la muleta ejerció con el acero y dejo una estocada caída se retiró a la barrera entre un silencio sepulcral.

Arturo Saldivar, con el peor lote de la noche, en su primer astado un manso que rehuía la pelea, inclusive salto al callejón tratando de huir, el torero lo lanceo con suavidad a pies juntos, fue bien picado y solo se le colocaron dos pares de banderillas, ejecuto bien los doblones, pero ante un toro rajado sus esfuerzos por concretizar la faena fracasaron, termino de un bajonazo pese a lo cual escucho palmas por su labor.

Con su segundo astado muy complicado, apenas le mostró el capote, con mucha codicia el toro le dificulto la faena de muleta y apenas si completo un par de series, con el acero paso dificultades y escucho un aviso, tras lo cual se retiró en silencio.

Andre Lagravere “El Galo”, en sus dos astados, toreo más para el “tendido eufórico”, que para los conocedores, sus faenas atropelladas, sin temple, sin orden, con el capote solo bailo en los lances que realizo, con las banderillas quedo a deber, solo derrocho entusiasmo y coloco en forma desigual los pares, con la muleta sus faenas fueron arrebatadas, y lo que le preocupaba era que la banda de música, interpretara un paso doble de su preferencia, realizando rodillazos, y desplantes “pachangueros” tirando la muleta, pincha, oye un aviso y se retira en silencio, con su segundo astado tras una estocada defectuosa, se le concede una oreja, y cuando el toro ya era arrastrado inexplicablemente se le corta otra, con lo cual sale en hombros de la plaza.

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