- Cap. Al-faro.
“Queda marcada con huella indeleble para la tauromaquia de México la fecha del domingo 29 de diciembre de 1940. Balderas como Joselito, como Granero, como Manuel García, como Sánchez Mejías, como tantas otras figuras del toreo sucumbe por asta de toros. Como los elegidos, deja su sangre, su existencia a cambio del aplauso. No pudo llegar a más su gloria triunfal. “…Alberto Balderas, como siempre, con coraje, pundonor y afición desmedida, había triunfado gloriosamente en su primer toro, cortándole la oreja. El enemigo se le coló peligrosamente por debajo de su muleta dominadora, vino un revolcón impresionante que le desgarró la taleguilla –plata y amarillo, este vestido se encuentra en el Museo Taurino Potosino de la ciudad de San Luis Potosí-, pero que no le restó energías para alcanzar el triunfo clamoroso, después de cortar la oreja y dar vueltas al ruedo para corresponder al aplauso del público y aun saludar desde los medios con sendos ramos de flores –regalos femeninos- Alberto se retiró al callejón para reponerse y para que le arreglaran el vestido desgarrado…permaneció al margen de la lidia del tercero, que correspondió al valeroso ´carnicerito´, y cuando tocaron a matar, irrumpió en el ruedo, justamente en el instante en que José González, vuelto de espaldas y muleta en mano, acababa de brindar…
- “…el toro de piedras negras, negro, gacho de pitones, “Cobijero” de nombre, con el número 53 marcado a fuego en el costillar, estaba próximo a los tendidos de sol, al salir de un capotazo de un peón, corrió rápidamente en dirección al centro del ruedo y más aún, “carnicerito” no podía verlo por estar vuelto de espaldas, tampoco había un peón en lugar propicio para cortar el viaje del toro que marchaba encelado hacia “Carnicerito”, entonces Alberto Balderas, con un impulso generoso, aceleradamente corrió a interponerse para evitar el accidente. su impulso veloz, su fe en el cumplimiento del deber, le llevaron a cruzarse peligrosamente en el viaje fatal del toro, que metió la cabeza bajo los vuelos del capote enganchando al infortunado diestro, primero por el muslo, luego volteándolo, después de arrojarlo un poco alto, lo volvió a enganchar por el lado derecho del abdomen, cayó pesadamente a tierra, en un esfuerzo sobrehumano de energía, aun se levantó Balderas, mortalmente herido, con un gesto dramático se llevó las manos a la región lesionada, curvando toda la figura…
“…inmediatamente cayó desplomado en manos de los monosabios quienes lo trasladaron a la enfermería; todos los espectadores comprendieron en el acto la gravedad de la lesión que el toro de Piedras Negras le había inferido…pero nadie creyó que la cornada era mortal. “Carnicerito” acudió presuroso a hacerle el quite al compañero con muleta desplegada, fue en vano el intento tan arriesgado. Balderas había dejado en aquel momento de ser un triunfador del toreo, sus minutos ya estaban contados. Como detalle curioso señalaremos que un espectadora de sol y otra de sombra se desmayaron al contemplar el suceso…así fue todo…”
Los toros de la ganadería de Piedras Negras, lo encumbraron materialmente como el Torero de México, por su: pundonor, valor, arte y paradójicamente “Cobijero” lo encumbro al sitio que solo pisan los héroes al ofrendar su vida. Un ¡oleee¡ por el más clásico de los toreros mexicanos.
Por: Manolo Herrera. Agenciadenoticiasslp.com