Crónicas de Yauhquemehcan: A 130 años del legado de José Martí

CRÓNICAS DE YAUHQUEMEHCAN
130 aniversario luctuoso de José Martí
David Chamorro Zarco
Cronista Municipal
Sé que no se trata de un tema estrictamente de nuestra región, pero me creo en la obligación de dedicar unas palabras al recuerdo de uno de los hombres más extraordinarios de la América Latina, de Cuba concretamente, que tuvo por mayor mérito el ser una persona de altas convicciones y de gran congruencia con su ideología. Hoy recordamos al insigne José Martí en el marco de su 130 aniversario luctuoso, pues cayó combatiendo por la libertad de su país un día como hoy, pero del año 1895.
Desde su descubrimiento por los españoles a finales de octubre de 1492, la isla de Cuba fue considerada como una posición de primerísimo nivel, gracias a su ubicación y a la constante actividad marítima que se efectuó a partir de sus puertos. Durante los siglos que permaneció como parte del imperio hispano, fue considerada de gran riqueza gracias a sus muchos recursos naturales y luego por el tráfico de esclavos procedentes de África. A su vez, derivado de la misma posición a las afueras del macizo continental, Cuba fue muchas veces atacada por diversas partidas de piratas que buscaron robar las riquezas que por ahí transitaban o se producían.
Como ya se sabe, las ideas de la Revolución Francesa y la Independencia de las Trece Colonias inglesas que después se convirtieron en los Estados Unidos, fueron grandes influencias para que en toda la América Española comenzara a fraguarse el proceso de independencia. Prácticamente desde el inicio del siglo XIX, México y sus naciones hermanas comenzaron esta pujanza para lograr su reconocimiento como naciones libres e independientes. Poco a poco se fue conformando el rostro del continente con países soberanos, más en el caso de Cuba, hubo que esperar varias décadas más, a pesar de que desde el decenio de 1860 se inicio un combate en contra la presencia española, no fue sino hasta 1902 —prácticamente un siglo después de que lo lograra Haití en 1805—, en que finalmente Cuba pudo declararse como una nación libre, soberana e independiente.
Es en este marco en que se inscribe la vida y la obra de José Martí, nacido en 1853. Desde muy niño, este hombre dio muestra de su gran inteligencia, de especial inclinación por las letras y de gran compromiso con las ideas de la libertad y dignidad que eran tan necesarias para su patria. Por ello, cuando apenas tenía 16 años de edad fue reducido a prisión, acusado de haber redactado una carta privada en donde se insinuaba en contra de los españoles. Dos años vive Martí con la libertad física reducida, más sus padres gestionan exitosamente una deportación a España en donde el joven logra matricularse, estudiar y titularse en materias como derecho y filosofía y letras.
La siguiente década de su vida, Martí la pasa en algunas ciudades de España. Se traslada a Paris, viaja a Nueva York en los Estados Unidos y finalmente viene a México, siempre publicando artículos de periodismo político, defendiendo la libertad de los pueblos y los derechos de los individuos. Anda en calidad de incognito en su propio país, con el temor de que vuelvan a encerrarlo en la cárcel y en Guatemala da clases de historia y literatura en la universidad de esa nación.
Hacia finales de la década de 1870, José Martí regresa a su patria y comienza nuevamente con su participación política, sin embargo, debido al surgimiento de otro levantamiento en favor de la independencia cubana, el gobierno lo vuelve a aprehender y lo mandan otra vez deportado a España, de donde vuelve a pasar a los Estados Unidos. Desde allí y también haciendo esporádicos viajes a otros países de la América Latina, publicó una gran cantidad de artículos en diversos periódicos liberales de muchas naciones. Todo esto hizo que en la nación cubana no se perdiera la esperanza de alcanzar algún día la libertad y la independencia total. Al propio tiempo, José Martí organizó un partido político en toda forma para impulsar dentro de la isla estos postulados, bajo el título de «Partido Revolucionario Cubano».
Durante todo el año de 1894, el héroe cubano invirtió fuerzas, recursos y energía en organizar la guerra de la independencia, llamando a todos los líderes cubanos que habían participado en otros alzamientos. Recorrió diversas naciones de la región, llevando el mensaje de amor a la patria y a la libertad y de lucha por la independencia de un país tan oprimido durante tantos siglos. «El Plan de la Fernandina» condensaba las consideraciones generales para lanzarse a la lucha y, a principios de 1895 partiendo de Nueva York a República Dominicana, de donde llegó de manera oculta a Cuba a principios de abril de ese año, poniéndose en contacto con los líderes del movimiento, quienes le confirieron el mando. Para su infortunio, el Plan fue descubierto por el gobierno de la isla y muchos de los recursos con lo que originalmente contaban para sostener la guerra, les fueron incautados.
No obstante, José Martí y los suyos se lanzaron a la lucha el 18 de mayo de 1895 y un día después, el día 19, el gran escritor, poeta, orador, periodista, filósofo y activista político caía abatido en su lucha por lograr la ansiada libertad e independencia para su amada Cuba.
¿Por qué es importante hablar de José Martí?, ¿qué interés reviste que, en una columna dedicada esencialmente al análisis de acontecimientos históricos regionales, se hable de un personaje que nació, vivió y murió, muy lejos de nuestro Municipio y de nuestra región?
José Martí merece para nosotros especial consideración y conocimiento, porque, en opinión de quien esto escribe, se le debe otorgar la misma dimensión de otros grandes ideólogos y luchadores de la América toda, tanto de la sajona como de la latina. José Martí se encuentra al lado de Hidalgo, de Allende y de Morelos que lucharon por conquistar la libertad de la independencia de México; merece tener el mismo honor e igual consideración que Simón Bolívar Palacios, el gran libertador de los países del sur, en conjunto con Sucre y O´Higgins, pues defendió de igual modo tales postulados; merece estar con los patriotas Washington, Jefferson y Lincoln, por su ánimo de perseguir la construcción de una nación libre y soberana y por permitir a sus ciudadanos que en el marco de la libertad y la responsabilidad, pudiera construir el país que tanto deseaban.
Martí merece ser conocido por la niñez y por la juventud de Yauhquemehcan y de Tlaxcala por haber sido un Maestro de América Latina, un hombre de gran conocimiento y de congruencia que fue capaz de llevar sus convicciones hasta las últimas consecuencias, sin cejar en sus posiciones, ni transigir en su ideología. No fue, como muchas y como muchos que, viendo y calculando la conveniencia del momento, abrazan o rechazan determinada posición o idea. En Martí está para nuestra infancia y para nuestra juventud una ruta de navegación para no perderse en los oleajes del océano de la vida.
También merece nuestra consideración como periodista, pues sus ideas, con toda la dificultad y el peligro que encerraba el ejercicio de la libertad de expresión y de prensa a finales del siglo antepasado, lograron infundirse y ser fecundas en el pecho y en la mente de muchas y de muchos cubanos, animándolos a ir al combate para lograr la independencia, la libertad y la soberanía para su patria.
José Martí es el poeta al que debemos seguir con mucha atención, pues su dominio de las letras, inscritas en la propuesta que representó el modernismo, están profundamente arraigados en la tradición de las letras hispanoamericanas, y cada uno de sus versos, lejos de ser sencillos como él lo dijo con modestia, son en verdad el canto magnífico de pueblos que hasta el día de hoy se levantan en su memoria.
El gran José Martí merece su recuerdo entre nosotros como el formidable orador que fue, haciendo de cada discurso, un cataclismo; de cada arenga, una erupción; de cada exposición, un desfile de colores y de truenos en el cielo; de cada conferencia, una parada de razones incontestables; de cada ascenso a la tribuna, un torrente de poder, de fuerza, de palabras y de centellas…
Hoy, pues, desde este pequeño rincón de la patria mexicana, desde Yauhquemehcan, no dejamos pasar desapercibido el sacrificio que hizo José Martí hace ciento treinta años en beneficio de su pueblo cubano y de cuantos vivimos en las naciones de la América hispánica. Sus palabras, sus versos, sus discursos, sus razonamientos y sus acciones, deben ser para nosotros inspiración en el mundo en el que aparentemente ya nada tiene valor ni sentido; en donde da lo mismo decir o callar; en donde tiene idéntica consecuencia, opinar o quedarse en el anonimato de las redes sociales. José Martí es un hombre universal que debe vivir en nuestra mente y cuyas palabras y acciones han de guiar e inspirar el camino de muchas y de muchos en Yauhquemehcan, en Tlaxcala y en todo México.
¡Caminemos Juntos!

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