- Redacción
La tierra nos alimenta, nos da vida, agua, vegetación, flores, capacidad de producción; nos enlaza en nuestras comunidades; es parte de nuestra identidad, nuestra cultura, y, sin embargo, en Tlaxcala está sumamente afectada. Primordialmente las empresas y el Estado han favorecido un deterioro increíble que está generando muerte de la vida en su conjunto.
En el territorio correspondiente a las microcuencas, para el año 2016, se identificó un estimado de 50,905 hectáreas de vegetación forestal. Para el 2021, la extensión del mismo territorio fue de 37,780 hectáreas, de las cuales, 13,186.21 hectáreas se ubican en el estado de México y Puebla; el resto -24,593.79 hectáreas-, en Tlaxcala.
La desaparición de vegetación en bosques afecta la zona del Matlalcuéyetl e Iztaccíhuatl-Popocatépetl. Estas modificaciones tienen efecto directo en la integridad socioecológica de los ríos Atoyac y Zahuapan, ya que impactan en la captación de agua para los acuíferos que originan a estas dos corrientes; también, la pérdida de cobertura forestal deriva en arrastre y empobrecimiento del suelo por erosión, impactando de modo generalizado a las actividades productivas vigentes.
Con esta ausencia de vegetación se afecta la vida en el territorio y la integridad de los ecosistemas referidos, impactando en la regulación de la temperatura a niveles de confort, captación e infiltración de agua para consumo humano y vida silvestre, espacios para la recreación y servicios ecosistémicos, como el hábitat para poblaciones de vida silvestre relevantes, carismáticas o sujetas a estatus de protección.
Ante ello es urgente plantear soluciones, las cuales es primordial que se construyan y definan con la participación de las comunidades:
1. Se requiere la planificación e implementación de estrategias para la restauración ecológica integral de los socioecosistemas impactados.
2. Regulación de las actividades productivas de la cuenca, con enfoque a la reglamentación actualizada de los usos de suelo en la misma, priorizando el bienestar de las comunidades y de la madre tierra.
3. Un diagnóstico de la contaminación de los suelos.
4. La protección y reforestación de los bosques de ribera, humedales y zonas inundables.
6. Que, en los estados de Puebla y Tlaxcala, se garantice el derecho de los pueblos a conservar e intercambiar sus semillas y alimentos propios, libres de toda contaminación.
La vida y cuidado de la madre tierra depende de nosotras/os, y nuestra vida depende de ella. Especialmente los gobiernos tienen una responsabilidad en la afectación, y, por tanto, una obligación para su restauración. No solo es un compromiso ético, sino que tienen una obligación legal bajo ordenamientos nacionales e internacionales. Por lo que instamos a que actúen, y a las y los candidatos en estos tiempos electorales, les demandamos que retomen en sus agendas y compromisos actuar frente a esta devastación socio ambiental que tenemos en Tlaxcala. La pérdida de superficie forestal es un punto que se suma a muchos otros aspectos gravísimos y violatorios a derechos humanos en nuestro estado.¡No hay justicia social sin justicia ambiental!
Datos metodológicos: se realizó la determinación de la cobertura por vegetación forestal, arbolado urbano o naturalizado, en la cuenca del Alto Río Atoyac.