EDITORIAL

La inseguridad en el país es cada vez más alarmante ante los últimos acontecimientos registrados tan solo en Minatitlán Veracruz y Comalcalco Tabasco, en donde el crimen organizado ejecutó a quemarropa a personas, entre ellos dos menores de edad, que por supuesto no tenían nada que ver con la delincuencia.

Lo alarmante del caso, es que estas cifras representan sólo una parte de la serie de asesinatos y ejecuciones que todos los días se registran en el país, dejando una ola de incertidumbre y temor entre la ciudadanía que cada vez exige resultados para combatir la inseguridad que aqueja al país y que tristemente va en aumento.

Lo dicho por el presidente Andrés Manuel López Obrador esta mañana resulta irrisorio al asegurar que en seis meses aumentará la seguridad del país, en la medida que se “vayan consolidado los programas sociales, en esa medida va a cambiar mucho el ambiente y se van a ir aislando los grupos de delincuentes, se van a quedar sin base social. Cuando ya todos los adultos mayores estén recibiendo su pensión, cuando todas las personas con discapacidades tengan su pensión […] va a bajar la inseguridad”, lo cual, según sus cálculos, será en seis meses.

Por supuesto son declaraciones infortunadas al creer que con los programas sociales disminuirá la delincuencia en México, cierto es que la sociedad pasa por un momento crítico carente de valores y buenos principios, también es verdad que los últimos gobiernos, desde los panistas hasta los priistas dejaron crecer un problema que ahora se ha vuelto un bola de fuego que parece no detener su marcha. Precisamente por eso, se deben aplicar medidas verdaderamente cruciales que aminoren el clima de inestabilidad y miedo que poco a poco se apodera de los mexicanos.

Por supuesto que no es una tarea fácil para el gobierno, empero si en este momento no se hace algo, después será muy difícil tener la oportunidad de cambiar el panorama del país. Con el cambio de gobierno y régimen político, los ciudadanos fincaron la esperanza en un personaje que al parecer no sabe qué hacer y que está tomando decisiones poco acertadas.

Sobre todo ante un panorama adverso para los mexicanos, en donde el 76.8% de la población adulta en México considera que vivir en su ciudad es inseguro, según los resultados del decimonoveno levantamiento de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), realizada por el INEGI durante la primera quincena del mes de marzo de 2018.

Dicho porcentaje no ha cambiado mucho respecto a diciembre del año pasado, que fue de 75.9%, pero es mayor al registrado durante el mismo periodo de 2017. La percepción de inseguridad siguió siendo mayor en el caso de las mujeres con 81.0%, mientras que para los hombres fue de 71.8 por ciento. Cifras que a la fecha, lamentablemente no han cambiado mucho, la mayoría de los ciudadanos se sienten inseguros de vivir en su ciudad de origen.

Como es el caso de Tlaxcala y sus municipios, en donde anteriormente la mayoría creía que el estado era muy seguro, toda vez que no se registraban hechos violentos ni casos donde aparecían cuerpos de hombres y mujeres sin vida en terrenos de labor, ni mucho menos gente decapitada con mensajes al más puro estilo del narcotráfico en regiones como el norte del país.

Ahora resulta que ese tipo de situaciones ya se observan en la entidad tlaxcalteca, pero lo peor es que cada vez son más frecuentes y comienzan a observarse como normales, lo cual por supuesto no es normal y los ciudadanos no tienen por qué acostumbrarse a este tipo de ellos. Por ello, es necesario que el gobierno el estado adopte medidas urgentes para evitar que este clima de inseguridad se propague y crezca como sucedió en entidades como Veracruz, donde tal parece ya es imparable el crecimiento y poder de la delincuencia organizada.

Muy triste lo sucedido en la Malintzi este domingo cuando la acción irresponsable de unos visitantes provocó un incendio de grandes magnitudes, hecho reprobable y quizá enciende un foco rojo para que las autoridades en la materia establezcan medidas más rigurosas para permitir el paso de personas hacia la zona boscosa, pues de lo contrario podría ocurrir un incendio de consecuencias más devastadoras.

Un ejército de brigadistas y voluntarios se unieron a las acciones para sofocar el fuego que debido a las primeras imágenes difundidas se creyó había devastado un área considerable de árboles, sin embargo de acuerdo al reporte oficial solo fue maleza y pastizales los que ardieron no afectando de forma considerable al medio ambiente.

No obstante, volvió a sorprender la solidaridad de la ciudadanía, quien preocupada por lo que sucedía comenzó a organizarse para apoyar en las labores, que aunque ya no fue necesario en algunos casos, sí dejó permitió observar a que así como hay gente irresponsable, también hay gente que se preocupa por su entorno.

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