Gobierno de saliva y pretextos

Aunque ya pasaron algunos días de que el presidente, Andrés Manuel López Obrador y el periodista Jorge Ramos protagonizaron un debate sobre la inseguridad en el país, la libertad de prensa y la postura de México ante el gobierno de Estados Unidos durante la conferencia matutina, es importante señalar que a pesar de las críticas a este periodista por parte de los sectores que ensalzan a AMLO, tiene toda la razón en decir que el gobierno del tabasqueño se está convirtiendo en el más sangriento de todos, aunque a muchos los ciegue el amor político que le profesan al redentor de la 4T.

Una prueba muy clara de que AMLO no está atendiendo el problema de la violencia en nuestro país, es lo que pasó este fin de semana cuando 14 personas fueron asesinadas en Minatitlán, Veracruz, más allá de si fue un comando armado que iba por una sola persona, pero que finalmente dio muerte a catorce ciudadanos, queda de manifiesto la incapacidad de las autoridades, llámese gobierno municipal, estatal o federal.

Días antes de este lamentable hecho, el gobernador Cuitláhuac García aseguraba que más de cuatro mil efectivos vigilarían el estado para garantizar la seguridad de los visitantes durante la Semana Santa, y entonces ¿qué rayos fue lo que pasó?, ¿dónde estaban esos cuatro mil efectivos que no pudieron defender la vida de 13 ciudadanos?, masacrados por enfermos que solo saben usar la violencia.

Vale la pena recordar que cuando era Gobernador de Veracruz Miguel Yunes Linares, y estaban ocurriendo asesinatos y demás hechos violentos en ese estado, AMLO, no se cansaba de criticar el hecho de que Yunes había prometido acabar con la inseguridad en seis meses, y ahora que tanto el gobierno de Veracruz como el de México lo ostenta Morena, el tabasqueño simplemente le echa la culpa al gobierno anterior y se escuda asegurando que todo se trata de lo que dejo el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Recuerdo aquella frase de un ex gobernador, por cierto priista, que aseguraba que Tlaxcala se gobernaba con saliva y pulque, y tal parece que AMLO gobierna a los mexicanos con saliva y pretextos, pero también con amenazas a los periodistas. Porque esas palabras de “si se pasan, ya saben lo que sucede”, dijo López Obrador a periodistas; “no soy yo, es la gente”, justificándose, no pueden tener otro significado más que el de una amenaza.

Previo a la conferencia en la que Jorge Ramos cuestionó a AMLO, el periodista fue entrevistado por otro periodista, quien le preguntó su opinión sobre la prensa mexicana. Ramos respondió que el papel del periodista es incomodar al poder y ser un contrapeso, por lo que se tiene que estar en contra del gobierno de López Obrador.

“Si el periodismo no es contrapoder no es periodismo. Siempre tenemos que estar del otro lado de los que tienen el poder. Antes era en contra de Peña Nieto y ahora tiene que ser en contra de López Obrador”.

Ramos simplemente cuestionó que en México han subido los delitos y que, de continuar así, el 2019 sería el año más violento desde que se tiene registro en México, de acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) perteneciente a la Segob. Sin embargo los “amlovers” crucificaron al periodista. Pero este fin de semana con el asesinato de catorce personas en Minatitlán al que se debería crucificar es a AMLO y al gobernador Cuitláhuac García, porque su estrategia de “abrazos y no balazos” no ha detenido la muerte de más y más mexicanos.

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