Las venus toreras; Ante la misoginia del mundo Taurino (Segunda parte)

  • Cap. Al-faro.

Huamantla, Tlax. – En el siglo XX (años 1900) se inicia la oposición al toreo femenino que culmina, el 2 de julio de 1908, cuando Juan de la Cierva, ministro del Gobierno de Antonio Maura, dicta una Real Orden por la que se prohíbe torear a las mujeres, sobre todo a pie. Esta decisión estaba fundamentada, en protestas públicas y en el hecho de que el espectáculo era “impropio” y “opuesto a la cultura y a todo sentimiento delicado”.

Pese a ello alguna de ellas continuaron haciéndolo, ese fue el caso de “La Reverte”, que se transforma en “Agustín Rodríguez” para seguir toreando y el de María Luisa Jiménez “La Atarfeña”, que salto a los ruedos para mantener el recuerdo de su marido fallecido “El Atarfeño”.

Con la llegada de la II República, concretamente en 1934, el entonces ministro de la Gobernación Rafael Salazar Alonso levanta la prohibición. En parte, por la campaña de recolección de firmas iniciada por la torera Juanita Cruz en 1933, que contó tanto con el apoyo de diestros como Marcial Lalanda y la oposición de otros como el célebre torero Domingo Ortega.

Buena muestra de toreras exitosas de la época fue Juanita Cruz, “La Veneno de Pardiñas”, una madrileña que, pese a las críticas antifeministas, llego a torear con “Manolete”, alcanzando una gran notoriedad que le llevo a torear en 53 ocasiones en 1934 y en 50 en 1935. Ella sin duda fue una de las toreras más importantes de la historia y como particularidad diremos que lidiaba con falda de luces que ella misma diseñaba, en lugar de la tradicional taleguilla.

Junto a ella, otros nombres de la época fueron los de Enriqueta y Amalia Almenara, “Las Hermanas Palmeño”, Maria Alegre, Mercedes del Bartes “Doña Tancredo”, Carmen Duran o Angelita del Álamo.

LAS TORERAS CONOCIDAS COMO “LAS HERMANAS PALMEÑO”

Durante la guerra civil española, se reactiva la prohibición de que las mujeres toreen a pie en 1940, que no se levantará hasta 1974, Aun así, la posguerra también tuvo sus grandes toreras, una de ellas fue Conchita Cintrón, torera de a pie y a caballo, que llegó a ser considerada como la mejor rejoneadora de la historia y que debutó en 1936 en la plaza de Ancho de Lima. A su llegada a España,

sólo pudo actuar como rejoneadora por la prohibición. Durante su carrera llegó a torear más de 750 corridas en plazas de Colombia, México, Francia, Venezuela, España y Portugal, lo que da idea de su excepcional calidad como torera, característica que le llevo a ser denominada “La Diosa Rubia del Toreo” en tierras mexicanas. Se retiró en 1950 en Jaén, toreando pie a tierra junto a Antonio Ordoñez y Manolo Vázquez. Fue detenida por estar en plena prohibición. En España sólo pudo torear a pie en festivales benéficos y a puerta cerrada, llegando a torear con toreros de la talla de Antonio Bienvenida o Juan Belmonte.

Otra figura del toreo femenino fue sin duda Maria de los Ángeles Hernandez “Ángela”, que al igual que sus compañeras de época tuvo que iniciarse como rejoneadora y se vio obligada a salir fuera de España para torear a pie. Ella fue la que en 1972 inició la lucha para conseguir la abolición de la prohibición de torear a pie que duró tres años y que culminó el 10 de agosto de 1974, cuando el Ministerio de Gobernación emitió una orden decretando la suspensión del artículo 49 párrafo C del reglamento taurino de 1962. Algo que le permitió debutar en España como torera a pie el 15 de septiembre de 1974. Ángela fue, por tanto, la primera mujer en obtener el carnet de torera en España

La torera: María de los Ángeles Hernández “Ángela”, antes de salir a la plaza de toros

 

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