- Redacción
Tlaxcala, Tlax.-No debe la dirigencia estatal del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) quedar en manos perversas de lobos con piel de oveja aprovechando los dolorosos sucesos que nos enlutaron con la dolorosa partida del Senador Joel Molina Ramírez.
Rondan a la sede del Movimiento los intereses de una ex funcionaria federal a quien por sus acciones de manipulación y opacidad se corre el riesgo de caer en las peores manos, sin sensibilidad para conformar un partido vigoroso donde militantes y simpatizantes vean un auténtico liderazgo, incluyente y representativo.
Morena no necesita un poder oculto que en realidad proviene de la estirpe más rancia y enriquecida sin escrúpulo; operando cada día con el engaño como premisa, irritando a unos y a otros porque les ha prometido y no les ha cumplido, con una palabra sin el mínimo valor.
Pero tampoco podemos caer en los intereses parciales del ex director del Canal 11, intentando remontar la impopularidad que en su tiempo lo llevó a encabezar la última gubernatura de un PRI avasallante, arrogante y sin oposición.
Nuestro movimiento vive un proceso natural de atrincheramiento para potenciar la oferta de partido fuerte, aglutinante, diverso, respetuoso de la legalidad y sobre todo impulsor de la Cuarta Transformación (4T) con un lopezobradorismo tatuado en cada militante y multiplicado en la fuerza para derrotar a cualquier tipo de alianza partidista caótica, interesada únicamente en conservar sus prebendas buscando el poder por el poder, sin principios y en una disputa también multiparridista de puestos y cargos.