Tlaxcala, bastión de la defensa del maíz nativo: tradición y resistencia

  • En el estado se protege y fomenta la producción de granos originarios, como parte del arraigo cultural y la riqueza culinaria tlaxcalteca: Lorena Cuéllar Cisneros

En el marco del Día Nacional del Maíz, que se conmemora este 29 de septiembre, Tlaxcala se reafirma como uno de los principales guardianes del grano que da identidad a México. Con 16 de las 60 razas nativas que existen en el país, la entidad concentra cerca del 20 por ciento de la diversidad genética nacional, lo que la convierte en referente en la preservación del maíz criollo.

“En Tlaxcala protegemos y fomentamos la producción de los granos originarios que forman parte de nuestro arraigo cultural y riqueza culinaria…cuyo impulso y revitalización nos ayuda a redescubrir propiedades nutricionales y usos que ancestralmente han representado bienestar para los tlaxcaltecas”, afirmó la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros.

Esta riqueza se sostiene gracias a la organización de las comunidades campesinas y al respaldo institucional que fortalece una lucha histórica: la defensa de la semilla originaria frente al avance del mercado global y los transgénicos, dijo.

Pánfilo Hernández Ortiz, integrante del Grupo Vicente Guerrero, expresó que, para Tlaxcala, la conmemoración del Día Nacional del Maíz, trasciende lo simbólico y se convierte en un espacio de encuentro para campesinos, campesinas y productores del campo.

Detalló que esta fecha permite intercambiar semillas, compartir saberes y proponer acciones en defensa del maíz criollo, además de reafirmar el compromiso con la agroecología y la producción de alimentos sanos. Se trata, en palabras de las comunidades, de un momento para celebrar su patrimonio biocultural y al mismo tiempo fortalecer la resistencia frente a las amenazas que enfrenta el grano originario.

“Tlaxcala tiene una siembra importante de maíces criollos nativos. Cada comunidad conserva sus semillas como un fondo familiar, seleccionándolas año con año, resguardándolas para asegurar la siembra del siguiente ciclo agrícola. Es una práctica que mantiene vivo nuestro patrimonio biocultural”, explicó.

Hernández Ortiz dio a conocer que la defensa del maíz se organiza de manera articulada tanto en el plano nacional como en el estatal. En el país, las celebraciones por el Día Nacional del Maíz se extienden desde el centro -con Tlaxcala, Estado de México, Puebla y la Ciudad de México como ejes- hasta el sur, donde comunidades indígenas en Oaxaca, Chiapas y la península de Yucatán mantienen viva la tradición del sistema milpa, y el occidente, con ferias impulsadas en Colima y Jalisco en colaboración con universidades. En el norte, aunque con menor intensidad, estados como Chihuahua, Sonora y Sinaloa también realizan actividades para reconocer sus variedades.

En Tlaxcala, municipios como Españita, Calpulalpan, Ixtenco, Teacalco, San Pablo del Monte y Teolocholco protagonizan esta lucha a través de ferias, intercambios de semillas y eventos culturales, organizados junto con autoridades comunitarias, ejidales y municipales.

Estas acciones locales, nutridas por la participación de organizaciones como el Grupo “Vicente Guerrero”, consolidan al estado como un territorio donde la defensa del maíz nativo se vive en comunidad y se proyecta hacia la nación entera.

Un ejemplo vivo de este esfuerzo es San Juan Ixtenco, donde el maíz de colores forma parte del patrimonio ancestral otomí. En esta región, la alianza entre campesinos y autoridades ha sido fundamental para impulsar apoyos técnicos, difundir el valor cultural del maíz y crear el Primer Santuario de Semillas Nativas del Pueblo Otomí, inaugurado en 2021 como acto de resistencia frente a la homogenización genética.

En 2011, Tlaxcala marcó un precedente nacional al promulgar la Ley de Fomento y Protección a los Maíces Nativos, la primera en su tipo en el país. La normativa sentó las bases para crear fondos y bancos de semillas, así como para brindar apoyo a campesinos que siembran variedades criollas. Sin embargo, al carecer de un reglamento, su aplicación ha quedado en pausa, lo que ha limitado el alcance de los programas destinados a proteger esta riqueza genética.

La reactivación de la ley y la creación de un Consejo Estatal del Maíz son hoy demandas centrales de las comunidades campesinas. Para ello, se plantea establecer precios de garantía justos que equilibren la desventaja frente a los híbridos, y fortalecer las decisiones legislativas y gubernamentales que frenen la amenaza de los granos transgénicos, capaces de contaminar y desplazar a las razas nativas.

Los retos también incluyen la consolidación de bancos de semillas en cada municipio, el impulso de prácticas agroecológicas que protejan los suelos, y la promoción de abonos naturales que sustituyan el uso de químicos.

Tlaxcala enfrenta el desafío de sostener un modelo agrícola que asegure tanto la soberanía alimentaria como la conservación del patrimonio biocultural frente a la presión del mercado y la vulnerabilidad climática.

APOYO GUBERNAMENTAL, A LA DEFENSA DEL MAÍZ NATIVO

El respaldo institucional también se ha traducido en acciones concretas. En 2023, la mandataria estatal inauguró el Fondo de Semillas Nativas de Maíz “Teocintle” en Hueyotlipan, un espacio dedicado a conservar y poner a disposición de los productores la diversidad de mazorcas criollas.

A través de la Secretaría de Impulso Agropecuario (SIA), se puso en marcha un programa para rescatar variedades nativas en municipios como Ixtenco, donde el maíz de colores forma parte del patrimonio otomí y se busca revalorar productos emblemáticos como el llamado “Oro Morado”.

En 2025, la jefa del Ejecutivo estatal lanzó el programa “Molinos para tu Bienestar”, mediante el cual se entregan molinos de nixtamal a mujeres indígenas y de comunidades marginadas, fortaleciendo así la economía rural y el consumo local de maíz criollo.

En el plano legal, el gobierno impulsó la reforma a la Ley de Fomento y Protección al Maíz, aprobada en mayo de 2024 en el Congreso estatal. Con ella se creó el Consejo Estatal del Maíz (CEM) como órgano consultivo para coordinar programas de protección, comercialización y difusión del grano nativo.

La reforma también reguló los Fondos de Semillas Criollas, incorporó a los llamados Guardianes del Maíz como actores legales y reafirmó el papel de la SIA como autoridad de supervisión y vigilancia.

El mensaje de las comunidades campesinas es claro: el maíz criollo debe seguir sembrándose y consumiéndose en todas sus variedades —blanco, rojo, negro o morado—, porque representa cultura, salud y soberanía alimentaria.

“Cada ciclo que sembramos es un acto de resistencia y esperanza. Tlaxcala se abre paso como territorio donde la defensa del maíz nativo deja de ser una batalla aislada: se convierte en política pública con rostro campesino. Que viva el maíz en Tlaxcala y en todo México”, concluyó Hernández Ortiz.

De esta manera, se reafirma que la defensa del maíz en Tlaxcala no es solo agrícola: es una lucha por la soberanía alimentaria y cultural del país.

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