Denuncian contaminación auditiva a causa de bailes sonideros y perifoneo

  • Manuel Rojas

Huamantla, Tlax.- Habitantes de la periferia de la ciudad de Huamantla, alzaron la voz para denunciar la contaminación auditiva que soportan cada mañana, desde temprana hora y los fines de semana, provocada por comercios ambulantes que se dedican a la venta de productos y/o servicios. Pero también señalaron que los bailes sonideros se han convertido en un problema de contaminación auditiva por el ruido que generan.

En la redacción de El Imparcial de Tlaxcala, los afectados pidieron se implementen operativos contra la contaminación auditiva y audiovisual, ya que diferentes negocios tanto en el centro como en la periferia de la ciudad rebasan los límites permitidos de ruido.

Además externaron que se debe supervisar a los salones de eventos que existen en algunas comunidades, donde se realizan fiestas o bailes sonideros, que rebasan por mucho los niveles de sonido, ocasionando afectaciones en los vecinos, además de otros problemas sociales.

Alfredo N., vecino de la avenida Hidalgo, dijo que ni en fin de semana se salvan, “pues las camionetas que venden gas L. P., las que venden agua purificada, las que venden frutas y verduras”, por mencionar sólo algunos giros, comienzan el perifoneo desde las 7:00 horas, aún en domingo.

Estimó que los que llevan a cabo ese tipo de actividades “tienen derecho a ganarse la vida” y de hecho los propios vecinos son sus clientes, pero les pidió un poco más de consideración para aquellas personas que se encuentran todavía dormidas o simplemente descansando.

Luz María N., vecina del barrio de San José, coincidió en que los comerciantes ambulantes usan bocinas muy ruidosas y ello es molesto, por lo que invitó a los ambulantes a comenzar su actividad de las 9:00 horas en adelante, e incluso más tarde el fin de semana, cuando muchos aprovechan para descansar.

Pero además señaló que este fin de semana se realizó una fiesta con un baile sonidero, en un terreno baldío que se ubica en la calle Matamoros, “el ruido era tan fuerte que puertas y ventanas no dejaban de cimbrarse y eso que la distancia era como de unos 50 metros, el baile terminó como a las tres de la mañana, no pudimos dormir y aunque se ha denunciado a las autoridades este tipo de situaciones, nadie atiende nuestras quejas”.

“La molestia es mayor cuando uno tiene personas enfermas en casa, pues resulta imposible que descansen con el ruido que provocan los vendedores y ahora hasta con las fiestas y bailes sonideros tenemos que aguantar sin reclamar”, aseguró.

Ambos entrevistados pidieron a la autoridad competente tomar cartas en el asunto para solucionar o por lo menos aminorar este problema, ya que los vendedores a los que hacen referencia, así como a los organizadores de las fiestas y bailes sonideros han hecho caso omiso a las peticiones cordiales que les han hecho.

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