En política no hay amistad

  • Mtra. Elsa Martínez Flores 

La mayoría de los que se dedican a la política lo saben, conocen de acuerdos, de negociaciones y hasta de una visión compartida, pero al parecer se les olvida a ambas partes, tanto al que pide como al que promete.

A lo largo del tiempo hemos visto a “equipos de trabajo” que caminan juntos, de personajes que levantan la mano del otro cuando triunfan en alguna elección y durante esa “embriaguez” que da el saber que tuvieron éxito, repiten hasta el cansancio la palabra “amigo” o “amiga”, muchos de ellos, permanecen en ese grupo, pero otros desertan, por no concretarse los acuerdos previos a la campaña, no sin antes “despotricar” contra el que en su momento le prometió algo si llegaba a ganar.

Un escenario más se da cuando una administración termina y la relación se ha desgastado a tal punto que dejan hundir al que estuvo con ellos desempeñándose como funcionario público y que después, enfrenta algún cargo ante alguna autoridad. Se deslinda de “toda responsabilidad” y todavía rematan con una cruel y despiadada declaración para íntimo colaborador y camarada: “Si es culpable, que caiga todo el peso de la Ley”.

Las personas sufrirían menos si desde el inicio establecieran qué significa la amistad. De acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española esta palabra lejos de términos poéticos o románticos establece que es: “Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”.  

Si se parte de esta definición, en política NO existe este tipo de sentimiento, sólo es permanecer juntos por una serie de intereses, compartir proyectos, así como de la realización de un bien común, sólo eso…la gente debe pensar en forma coherente, y separar el afecto para evitar efectos colaterales.

Y muchos preguntarán de las amistades que los conocen desde antes de una campaña, cuando eran ciudadanos, el vecino o vecina de la colonia, con quien jugaban de pequeños, estudiaron de jóvenes y que hasta compadres se hicieron.

No dudo que exista un lazo afectivo, plenamente fortalecido, por desgracia, la política merma este lazo afectivo, ya que un candidato equivale a promesas y no a todos puede cumplir, lo cual decepciona a varios, incluyendo a sus amigos.

En la carrera al triunfo, el candidato ofrece, pero cuando llega al poder, da prioridad a ciertos acuerdos, si son amigos, sobrevivirán a la tempestad, sino…NUNCA LO FUERON. Si la relación no se daña, entonces valoren a esa persona porque leales ya hay pocos.

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