Frustrado el sueño americano de miles de migrantes en Tlaxcala

  • Beatriz Vázquez Méndez

Tlaxcala, Tlax.- La época actual ha sido escenario de una regeneración e impulso de luchas por la defensa de los derechos humanos por distintos grupos de población. Anualmente, miles de personas se ven obligadas a cambiar de residencia atendiendo a diversos factores, destacan algunas razones como las económicas o de inseguridad.

Estas personas se ven obligadas a dejar sus lugares de origen por la evidente desigualdad y pobreza en que se encuentran inmersos, motivo que los lleva a emigrar a otros países con la finalidad de encontrar condiciones más dignas, tanto para ellos como para sus familias. El paso de la migración centroamericana se ha colocado en el ojo del huracán y es necesario recalcar que no es por el buen trato que reciben estas personas en las diferentes regiones que circulan.

Más del 90 % de personas migrantes que transitan por México provienen de los diferentes países de Centroamérica como Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala.

El estado de Tlaxcala se encuentra en la zona central del país, colinda con los estados de Puebla, México e Hidalgo. Históricamente, ha sido un lugar de expulsión de migración rural hacia las zonas urbanas de México, y hacia los Estados Unidos. En cuanto a migración internacional, en 2020, de Tlaxcala salieron 4 mil 967 personas para vivir en otro país, 73 de cada 100 se fueron a Estados Unidos de América. A nivel nacional se registraron 802 mil 807, de ellos 77 de cada 100 se fueron a Estados Unidos de América (Censo de Población y Vivienda 2020. INEGI).

Tlaxcala se encuentra en un cruce de caminos, en el cual se puede continuar el viaje informal por tren cuando se viene por el suroeste mexicano; es decir, desde Tabasco-Veracruz, o por carretera cuando se proviene desde el sur de México. La elección de la forma de continuar el camino dependerá de muchos factores, entre ellos, los obstáculos que las personas migrantes puedan encontrar en el trayecto, tales como la presencia de la criminalidad organizada en el control de las rutas, las extorsiones que ejercen para permitir el ascenso y permanencia en los trenes de carga, así como los controles de verificación migratoria a cargo de autoridades policiales de distintos niveles o retenes policiales coordinados por las autoridades locales (Red DH Migrantes, 2014).

En este sentido, la ruta ferroviaria que cruza por Tlaxcala, cuya estación se encuentra en el municipio de Apizaco, ofrece una opción de bajo costo económico, ya que, si bien es cierto las personas migrantes no tienen que pagar formalmente por viajar en el tren, sí tienen que acceder a las extorsiones de quienes vigilan y controlan el trayecto del ferrocarril de carga. A lo anterior se suma el riesgo a la integridad personal que implica poder ser arrojado del tren en movimiento, la exposición prolongada a temperaturas bajas o elevadas, a subir o bajar del tren en marcha. En este último punto, vale la pena añadir que en Tlaxcala el riesgo de perder la vida o sufrir amputaciones se ha incrementado desde que la compañía Ferrosur decidió añadir, en 2012, en algunos tramos, un cerco de postes de concreto a ambos costados de la vía para dificultar el ascenso y descenso de personas migrantes a los trenes.

Con corte al mes de marzo, el albergue de “La Sagrada familia” situado en el municipio de Apizaco atendió a poco más de mil 400 migrantes centroamericanos, informó el representante de este lugar, presbítero Elías Dávila Espinoza. Derivado de la cifra anterior, Dávila Espinoza detalló que del total de atendidos mil 325 fueron hombres, 75 mujeres y 93 menores de edad que rebasaron los siete años de edad.

“La mayoría de ellos hondureños o provenientes de Guatemala, además algunos de Nicaragua y pasó por aquí un cubano”, detalló el presbítero encargado del albergue para migrantes.

En este sentido, señaló que han mantenido medidas sanitarias preventivas para así combatir la pandemia por Covid-19 al interior del albergue, sin embargo, ya presentaron un primer caso en semanas previas. Con lo que aseguró que por la Casa del Migrante no pasan contagiados como podría llegar a pensarse, tan es así que solamente han registrado un caso en lo que va de la pandemia.

Asimismo, aseguró que le solicitan a la totalidad de refugiados que se utilice en todo momento el cubrebocas, conjuntamente de que previo a su ingreso el lavado de manos es obligatorio para todas las personas. Además del Covid-19, en el Albergue se atendieron por cuestiones de salud nueve casos, ocho de hombre y una mujer, todos hondureños, quienes tuvieron resolutivos a favor y en beneficio de su salud.

Por otra parte, el presbítero Elías Dávila Espinoza, aseguró que gracias a las alianzas que tiene con organizaciones como Banco de Alimentos, han mantenido de forma sostenida la dotación de alimentos semana tras semana.

“Trabajamos con el Colectivo Migración sin Fronteras, trabajamos también en colaboración para tener un archivo seguro, el personal del Centro de Salud realizó pruebas de detección de Covid a migrantes y al equipo”, finalizó.

El albergue de La Sagrada familia es sólo uno de los espacios en el que migrantes pueden tener un refugio temporal para continuar su camino hacia el sueño americano, pero que muchas veces se ve mermado por los miles de factores que se viven en el camino, la nula posibilidad de una calidad de vida plena obliga cada año a miles de personas a migrar a otros países.

La migración en tránsito sigue siendo un sector vulnerado por diversos actores, algunas autoridades tlaxcaltecas han permitido que éste deje de ser un grupo invisible, hacia el cual ya se ha volteado la mirada para implementar acciones concretas de atención, las cuales hasta ahora, no han sido suficientes, por lo que se resalta la importancia de continuar con estos trabajos y, sobre todo, ocuparse del fortalecimiento de las capacidades de las instituciones involucradas en el fenómeno migratorio, a fin de documentar y prevenir violaciones a los derechos humanos de estas personas.

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