La chingada

Qué sentiría usted si de repente alguien le dijera “saludos hijo de la chingada”, seguramente se exaltaría, se enojaría y devolvería el insulto. Pues esto es lo que hizo el cantante del grupo, Café Tacuba, Rubén Albarrán, durante el foro “Los costos de la masculinidad tóxica: retos y alternativas para la igualdad y el bienestar”, que se realizó en el Senado de la República, generando polémica.

“Respetuosos y empíricos saludos, hijos de la chingada. Por favor, no se ofendan. No lo tomen personal. Si bien me siento contento de estar aquí en el Senado, no es a ustedes, trabajadores de este recinto, a quienes me dirijo pues me imagino que hay algunos de ustedes o muchos invitados”, expresó.

“Que estas palabras vayan a todas mis hermanas y hermanos con los que comparto un proceso histórico, geográfico y cultural. Como tales, y si han leído un poco de historia, ¿Cómo podemos negar que nuestro padre fue violador, golpeador, drogadicto; nuestra madre la chingada, violada, golpeada y sumisa y nosotros los hijos de la chingada, los chicuarotes, los niños de la calle, niños sin sentir amor despreciando el calor de la sabiduría de nuestra vejada y menospreciada madre a manos de nuestro ausente lejano e indiferente padre?”, comentó.

Sin embargo para algunos legisladores las palabras de este sujeto son el reflejo del circo, maroma y teatro que se monta todas las mañanas en Palacio Nacional, refiriéndose claramente a las conferencias de Andrés Manuel López Obrador.

La chingada como también se llama el rancho del Presidente de México, tiene muchos significados, en un artículo escrito por Daniel Morales Olea, titulado: Octavio Paz y los hijos de la chingada, para el portal cultura colectiva, señala que “Se puede ser un chingón, un Gran Chingón (en los negocios, en la política, en el crimen, con las mujeres), un chingaquedito (silencioso, disimulado, urdiendo tramas en la sombra, avanzando cauto para dar el mazazo), un chingoncito. Pero la pluralidad de significaciones no impide que la idea de agresión en todos sus grados, desde el simple de incomodar, picar, zaherir, hasta el de violar, desgarrar y matar se presente siempre como significado último. El verbo denota violencia, salir de sí mismo y penetrar por la fuerza en otro. Y también, herir, rasgar, violar cuerpos, almas, objetos, destruir. Cuando algo se rompe, decimos: ‘se chingó’. Cuando alguien ejecuta un acto desmesurado y contra las reglas, comentamos: ‘hizo una chingadera’”.

Así que cuando usted escuche a alguien que lo llama de esta forma, medite antes de reaccionar, porque aunque se puede tomar como un insulto, no vale la pena enfrascarse en ningún tipo de provocación.

Cada vez más me resulta incomprensible que es lo que tienen en la cabeza quienes son servidores públicos, porque actúan todo lo contrario a lo que según predican. Tal es el caso del tesorero del ayuntamiento de Apizaco que fue detenido por las autoridades este fin de semana, por el delito de portación de arma de fuego sin licencia. Como si portar un arma de fuego de grueso calibre fuera cosa de juego cuando, todos sabemos que para eso se debe tener el permiso correspondiente.

Este hecho solo demuestra dos cosas, que este sujeto cree que infringir la ley es algo normal, y si de esta manera se conduce en su vida cotidiana, no me quiero imaginar cómo realiza su trabajo en la tesorería municipal. Además este servidor público si es que todavía lo es desconoce que en México, seis de cada diez homicidios fueron cometidos con un arma de fuego en 2017, que en Estados Unidos, mueren 93 personas al día por arma de fuego. E Japón, en 2015 hubo sólo 6 muertos por arma de fuego, mientras en México hay más de 15 millones de armas circulando en todo el país y 85% son ilegales, pues más de 3 millones de mexicanos tienen un arma en casa y la mayor cantidad de armas que ingresan a México proviene de Estados Unidos, donde su tráfico ilícito no es considerado un “crimen federal”.

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