¿Posible desvío de recursos a través de la Beca Gobernador? (si usted forma parte de la comunidad tlaxcalteca, esto le compete)

Redacción.-Partiendo del supuesto de que los lectores de esta columna de opinión no se restringen única y exclusivamente al estado de Tlaxcala, he buscado abordar temas que tengan relevancia tanto en el ámbito nacional como en el internacional; sin embargo, en esta ocasión el tema que quiero tratar incumbe por completo a mis coterráneos, aquellos oriundos y residentes de la gran (y antiquísima) Tlaxcallan. Para empezar, quiero señalar que el programa denominado “Becas Gobernador” fue puesto en marcha desde el 2018, cuando el Dr. Manuel Camacho Higareda se encontraba al frente de la SEPE-USET, y tenía el objetivo de apoyar a los ciudadanos de origen tlaxcalteca que se encontraran estudiando en el exterior (alguna Licenciatura, Maestría o Doctorado) a través de un pago único equivalente a mil dólares.
La ayuda económica que representa esta beca para aquellos que se encuentran estudiando fuera del país resulta necesaria si se considera la disparidad de la moneda mexicana frente a la de algunas otras naciones y, al mismo tiempo, dicho estímulo cobra sentido si se parte del entendido de que su objetivo es alentar la formación académica de la ciudadanía local para beneficio del propio estado; al contar con profesionales altamente capacitados en diversas áreas (lo cual, por cierto, no le vendría nada mal al estado que alberga la Secretaría de Cultura). Bajo estos presupuestos, este programa benefició a un total de 30 tlaxcaltecas en su primera edición (2018) y, con el paso del tiempo, dicha cifra se ha ido incrementando a 51, en el caso de la segunda edición (2019), y a 55, en el caso de la tercera y más reciente edición (2020).
Lo que aquí llama la atención y genera suspicacia es la forma en que las autoridades han dado a conocer los resultados de dicho programa de becas puesto que, mientras que para la primera edición (2018) fue exhibido un video con parte de los beneficiarios en la cuenta de Facebook del Gobierno del Estado de Tlaxcala, para la segunda (2019) y tercera edición (2020) los resultados de los becarios se ha mantenido en absoluto secreto, dando a conocer únicamente un número de folio en función de la Ley de protección de datos personales.
Más allá de la contradicción generada entre la primera y las dos subsecuentes ediciones, con respecto a la difusión de los nombres y adscripción académica de aquellos que fueron elegidos para ser apoyados financieramente, lo que destaca aquí es que el incremento del número de becarios va de la mano con la renuencia de las autoridades para revelar la información que compruebe su existencia y la legitimidad de dicha elección. Este punto se ha tornado sumamente delicado debido a las sospechas que ha levantado este programa de becas sobre el destino final de los recursos que, oficialmente se ha dicho, fueron asignados a estudiantes tlaxcaltecas en el exterior (de quienes, insisto, no sabemos nombre ni adscripción académica, sólo un número de folio).
Resulta todavía más alarmante si tomamos en cuenta que fueron expedidas unas “Reglas de operación del programa denominado ‘Beca Gobernador’ 2019” en el Periódico Oficial Número Extraordinario del 6 de septiembre del año pasado, cuyo Artículo 20 señala que la elaboración y publicación del padrón de beneficiarios debía efectuarse de forma desagregada por género, edad y formación académica por la cual el estudiante se había hecho acreedor a la beca. A ello debe agregársele que los Artículos 13 y 10 no fueron acatados, en el primer caso porque los resultados de la edición 2019 no fueron publicados en el mes de septiembre y en el segundo caso porque no a todos los postulantes se les expidió un número de folio; además de que los Artículo 6 y 10 (inciso I) dan la pauta para que aquellos que hallan estudiado en la entidad, aunque no necesariamente sean de origen tlaxcalteca, tengan la oportunidad de postularse y ser beneficiarios de un apoyo económico financiado completamente con recursos de nuestro estado.
En lo que a mi respecta, y conforme lo he venido señalando en reiteradas ocasiones a las autoridades correspondientes (tanto al Lic. Florentino Domínguez Ordóñez, actual directivo de la SEPE-USET desde el 2019, como al Mtro. Benito Islas Rodríguez, titular de la Dirección de Educación Media Superior y Superior, quien es el responsable de coordinar el programa de las Becas Gobernador), las notables irregularidades de la segunda edición y la renuencia para dar a conocer la información que acredite y legitime la existencia y pertinencia de la elección de los becarios de la segunda y tercera edición (como el número de becas que fueron asignadas a los estudios de posgrado en comparación con los de grado, o el número asignado a hombres y mujeres, así como los becarios de origen tlaxcalteca y si se becó a estudiantes de otros estados) generan sospechas en torno al fin último de los más de cincuenta mil dólares que, por dos años consecutivos, se han destinado oficialmente a estudiantes tlaxcaltecas en el extranjero.
La administración actual está en su último tramo de gobierno y parece plausible concebir que, en vista de su filiación partidista (Revolucionario Institucional), los recursos públicos destinados al ramo de la educación puedan terminar en otras áreas (sobre todo con una contienda electoral a la vuelta de la esquina y con un gobierno federal que ha optado por mantener una severa austeridad presupuestal). Sin embargo, también es posible concebir otro tipo de escenario en función de la información que vaya saliendo a la luz; por ello, es necesario prestar atención a este asunto y solicitar nuevamente que los datos de aquellos que hallan sido beneficiados con la Beca Gobernador en el año 2019 y 2020 no sean tomados como sensibles (como se hizo en la primera edición), puesto que el empeño de su confidencialidad, aunado a las irregularidades detectadas desde la segunda edición de este programa de becas, generan la sospecha de un posible desvío de recursos.
Como ciudadana del estado de Tlaxcala no puedo ser indiferente a esta situación, sobre todo en un contexto de aparente (y potencial) transformación de la escena política del país. Estoy convencida de que el proyecto gubernamental que comenzó en el 2018 debe ser alentado desde la trinchera donde nos encontremos y, por ello, como ya lo he expuesto a las autoridades correspondientes, me interesa aclarar este caso y de ser necesario llevarlo a instancias federales en vista de las constantes trabas que me he encontrado con los organismos de la entidad (historizar desde una mañanera en Palacio Nacional no suena nada mal).

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