Dos mil muéganos

  • Pueblerina Mágica

Después de que se han hecho las recomendaciones para evitar el contagio de coronavirus en el pueblo mágico, tal parece que a los habitantes no les importa mucho lo que pueda pasar, ya que en las calles sigue habiendo muchas personas que se saludan de mano y hasta de beso, sin importarles que esta enfermedad es sumamente contagiosa, aunque se nota a leguas que la ignorancia es la que manda.

Mientras el seriamente comprometido afirma que sus policías responden en minutos a los llamados de la población en caso de algún hecho de inseguridad, hace unos días ocurrió una riña en una de las comunidades que está a unas cuantas calles del centro de la ciudad, lugar que se distingue porque su presidente de comunidad y la mayoría de sus habitantes les gusta beber en la calle. Pues bien los señores policías nunca llegaron aunque los vecinos los llamaron desesperadamente vía telefónica, mientras volaban piedras, palos, botellas y se escuchaban todo tipo de agresiones verbales, y desde luego físicas, lo que significa que ni al seriamente comprometido, ni a sus elementos de seguridad les importa.

Una de mis comadres me contó que hace unos días este señor, que se ha distinguido por mentir durante los tres años que lleva de gobierno, entregó alarmas vecinales afirmando que ésta será la solución a los problemas de inseguridad, sin embargo dicen mis comadres que deben ser los oficiales de policía quienes tienen la obligación de vigilar las calles, más no los ciudadanos con una alarma que de nada servirá, porque hay zonas a las que simplemente los policías no llegan, porque no quieren hacer su trabajo, o porque su director, que por cierto no podía leer un simple papelito durante la entrega de las alarmas, pues se la pasó tartamudeando todo el tiempo, nunca supervisa lo que hacen sus subordinados.

Fíjese usted que mi comadre Geraldine me pasó al costo que a la legisladora amandititita se le está poniendo color de hormiga todo, ya nada más falta que le dé coronavirus, ya que después de que un vivillo le propusiera apadrinar a la generación que este año egresa de un colegio religioso, no contaba con que todos los padres de familia pondrían el grito en el cielo, y no permitieron que semejante cínica y defraudadora participara en un evento súper importante para un grupo de estudiantes. Pues quedarían marcados para toda su vida con la participación de una delincuente de cuello blanco en la foto del recuerdo. Sin embargo el tiempo coloca, y a esta desdichada ya le está llegando su hora.

Bien dicen que cae más pronto un hablador que un cojo. Recuerda usted cuando el seriamente comprometido aseguró que durante su gobierno no iba a permitir el comercio informal en el centro de la ciudad, pues ahora ni porque estamos padeciendo una pandemia en todo el mundo por el coronavirus, puede entender que fue él quien desde el primer día de su administración dijo que retiraría el comercio informal, y ahora no es capaz de evitarlo ni porque está en riesgo la salud de los ciudadanos, se trate de los vendedores de muéganos o de cualquier otro producto. Así como le gusta ayudar a la economía familiar o al menos eso siempre dice para gastar dinero, ¿por qué no compra más de dos mil muéganos?, si tuvo para comprar dos mil pares de zapatos y dos mil cobijas, ni modo que no tenga para apoyar de esta manera a los comerciantes que ofrecen este panecillo, para que no se expongan y arriesguen su salud. Le apuesto lo que sea que si los muéganos los vendiera su cuñado, seguro los compraría todos. Pero la culpa no la tiene el indio, sino quien votó por él.

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